Los tribunales alemanes dictaron el martes la sentencia definitiva contra una exsecretaria de un campo de concentración nazi de 99 años, en lo que podría ser el último veredicto en Alemania sobre los crímenes del Tercer Reich.
Irmgard Furchner, acusada de complicidad en los asesinatos de más de 10.000 personas en el campo de Stutthof, en la actual Polonia, había recurrido su condena condicional de dos años de prisión, dictada a finales de diciembre de 2022 al término de un turbulento juicio.
La resolución del Tribunal Federal de Justicia alemán reafirmó la condena contra la mujer, basándose en dos argumentos: uno, que los crímenes de lesa humanidad no caducan y el otro, siguiendo el argumento de la filósofa judío-alemana Hannah Arendt, que no existe un derecho a obedecer.
Irmgard Furchner era solo una secretaria en el campo de concentración nazi de Stutthof entre 1943 y 1945, pero según el tribunal su trabajo fue imprescindible para que la maquinaria nazi asesinara allí en esos dos años a más de 65 mil personas, la gran mayoría judíos.
El argumento más usado por los colaboracionistas nazis hasta ahora es que eran una parte insignificante del sistema y que solo obedecían a órdenes superiores. Esta resolución del Tribunal Federal alemán pretende cerrar definitivamente el camino a esta justificación y en cierta forma obliga a que un ciudadano se rebele frente a la injusticia del Estado.
Esta condena final contra esta mujer, que ahora tiene 99 años, a dos años de libertad condicional es seguramente la última contra un criminal nazi, y quiere ser el legado final de la justicia alemana luchando contra el horror del nazismo.
La decisión fue acogida con satisfacción por el Consejo Central de los Judíos de Alemania. “Para los supervivientes del Holocausto, es extremadamente importante luchar por una forma tardía de justicia”, dijo su Presidente Josef Schuster.
Casi 80 años después del final de la Segunda Guerra Mundial, cada vez son menos los casos de crímenes de la época nazi que siguen investigándose en Alemania.
Con edades comprendidas entre los 18 y los 19 años en el momento de los hechos, entre 1943 y 1945, Furchner trabajaba como mecanógrafa y secretaria del comandante del campo de Stutthof, Paul Werner Hoppe.
Era “consciente de los asesinatos cometidos»
“La acusada vio el catastrófico estado físico de los prisioneros, la falta de comida y ropa, las deplorables condiciones higiénicas, y también percibió el olor a carne humana quemada, presente a diario, que se escapaba por la chimenea del crematorio”, dijo el juez del Tribunal, repitiendo los fundamentos del tribunal de primera instancia.
Era “consciente de los asesinatos cometidos por la dirección del campo” y, a través de su trabajo como secretaria, “proporcionaba apoyo directo al comandante del campo y a otros oficiales de las SS que trabajaban en la dirección del campo”, añadió.
La defensa de Irmgard Furchner, por su parte, había intentado argumentar que ella no tenía conocimiento de los asesinatos sistemáticos en Stutthof.
La ex mecanógrafa había sido juzgada ante un tribunal especial de menores debido a su edad en el momento de los hechos.
La sentencia simbólica suspendida de dos años de prisión tuvo en cuenta “la posición jerárquicamente subordinada y la capacidad de resistencia posiblemente reducida de la acusada debido al adoctrinamiento” de la época, prosiguió el tribunal.
Irmgard Furchner no habló durante el juicio ni admitió su culpabilidad, pero en las últimas vistas dijo que “lamentaba todo lo ocurrido” y que “lamentaba haber estado en Stutthof en aquella época”.
Con información de Sergio Correa, corresponsal de RFI en Berlín, y AFP