Las finanzas de la Iglesia están en apuros: el déficit operativo llega a 83 millones de euros, cinco millones más que el año anterior según el balance de las cuentas de 2023, aún no oficialmente publicado. Los malos resultados podrían aumentar en los próximos años, “porque las donaciones de los fieles están disminuyendo a mediano plazo”.
En una carta enviada por el Papa Francisco a los miembros del Colegio de Cardenales para que apoyen las reformas de la Curia Romana y, sobre todo, para reducir el déficit de gestión de la Santa Sede, que fue publicada por el Vaticano, el pontífice argentino explica que en estos años se ha podido tener “una mayor conciencia de los problemas”.
“Los recursos económicos al servicio de la Iglesia son limitados y deben ser gestionarse con rigor y seriedad para que no se desperdicien los esfuerzos de quienes han contribuido al patrimonio de la Santa Sede.
El Papa hace un llamado a “un mayor esfuerzo por parte e todos para que el ‘défict cero’ sea una meta realmente alcanzable”.
La Santa Sede cuenta con los ingresos de su gran patrimonio inmobiliario y de los Museos Vaticanos. No no tiene impuestos. Los gastos se financian en gran parte con las donaciones enviadas todos los años a Roma por las iglesias más ricas, como Estados Unidos, Italia, Alemania, España y Corea del Sur y lo recursos que ofrecen todos a los años al Papa los fieles de todo el mundo a través del Obolo de San Pedro.
En 2023, las arcas del Óbolo de San Pedro recaudaron 48,4 millones de euros y en 2022 43,5 millones, que fueron destinados con las reservas por 90 millones para los gastos de la Curia Romana, que son los organismos y dicasterios (‘ministerios’) que componen el gobierno de la Iglesia Católica universal.
En su misiva a los cardenales el pontífice sostiene “la necesidad de que cada institución trabaje en la búsqueda de recursos externos para su misión, poniéndose como ejemplo de gestión transparente y responsable al servicio de la Iglesia”.
“En términos de reducción de costos debemos dar un ejemplo concreto para que nuestro servicio se realice con espíritu de esencialidad, evitando lo superfluo y seleccionando bien nuestras prioridades, fomentando la colaboración mutua y las sinergias”, agrega Francisco.
Les pide también a los cardenales que “las organizaciones que registran un superávit contribuyan a cubrir el déficit general”.
El mensaje a los purpurados concluye pidiéndoles que lo acojan “con valentía y espíritu de servicio y que apoyen las reforma en curso con convicción lealtad y generosidad, contribuyendo activamente con sus conocimientos y experiencia al proceso de reforma”.