Un informe interno del Servicio Secreto de Estados Unidos publicado este viernes concluyó que las fallas de seguridad que cometió ese órgano de élite, encargado de vigilar a los presidentes y figuras políticas de primer nivel, son los responsables del atentado que sufrió el ex presidente Donald Trump el pasado mes de julio, en el que resultó herido en una oreja.
La revisión interna elaborada a raíz del suceso -una de las múltiples investigaciones que se están realizando sobre el incidente- concluyó, entre otras cosas, que los agentes que se encontraban vigilando al ex mandatario republicano (2017-2021) mientras encabezaba un acto de campaña en Butler (Pensilvania) no tenían la capacidad técnica de comunicarse con la policía local.
Tampoco para detectar drones el día del acto, afirma el reporte, que también aclara que los agentes no hablaron previamente sobre cómo se debía proteger un complejo de almacenes que rodeaba el lugar.
El pasado 13 de julio, Trump fue herido de bala en una oreja mientras participaba en un acto electoral de cara a los comicios presidenciales de noviembre. El tirador, un joven de 20 años que fue abatido después por agentes del Servicio Secreto, logró disparar desde un tejado a unos 140 metros del ex presidente, aunque fuera del perímetro de seguridad.
Críticas y renuncia
Las fuertes críticas surgidas después de lo sucedido provocaron la dimisión de la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, quien describió el atentado como «el fallo operativo más significativo del Servicio Secreto en décadas».
El escrutinio sobre la agencia ha aumentado en los últimos días después de que el pasado domingo Trump, al parecer, también hubiera estado en riesgo de un aparente segundo intento de asesinato mientras jugaba al golf en Florida, a manos de un hombre que estuvo durante horas merodeando la zona armado con un rifle AK-47 y equipado con una mira telescópica, sin que llegara a realizar disparos.
En una rueda de prensa este viernes, el actual director en funciones del Servicio Secreto, Ronald Rowe, afirmó que Trump está recibiendo actualmente «el nivel más alto de protección posible», una seguridad igual a la del presidente Joe Biden y la candidata Kamala Harris.
Así, el domingo pasado en el campo de golf propiedad de Trump en West Palm Beach (Florida) «había elementos de contra francotiradores que estaban presentes» y «un equipo completo de contraataque que estaba allí en las proximidades».
El agente que divisó al atacante «identificó una amenaza, un individuo con un arma larga, y tomó decisiones rápidas y actuó con rapidez para poder mitigarla».
«No se disparó contra el ex presidente, no estuvo expuesto», afirmó, y la detención fue una muestra de que «los procedimientos funcionan» y «ese alto nivel de protección está funcionando».
El suceso del domingo llevó a varias figuras públicas, entre ellos el presidente Joe Biden, a pedir que el Servicio Secreto reciba más fondos.
Más fondos para el Servicio Secreto
Precisamente este viernes la Cámara de Representantes aprobó por unanimidad una legislación urgente bipartidista que aumentaría la protección del Servicio Secreto para los candidatos presidenciales de ambos partidos, Trump y Kamala Harris, así como para sus compañeros de fórmula a la vicepresidencia.
El proyecto de ley tiene solo tres páginas y, si se convierte en ley, Trump y Harris recibirían el mismo estándar de protección de Seguridad Secreta que el presidente Joe Biden, algo que según Rowe ya está sucediendo.
De hecho, no está claro que la ley vaya a prosperar porque tiene que ir al Senado, cámara que está buscando que se incluyan los fondos adicionales para el Servicio Secreto en el proyecto de ley de financiación provisional que el Congreso debe aprobar antes del 30 de septiembre para evitar un cierre del gobierno.