El presidente de Francia Emmanuel Macron disolvió la Asamblea nacional porque estaba enjaulado y si es forzado a una cohabitación en el poder, probablemente vuelva a disolverla frente a la ingobernabilidad. No podía seguir así hasta el 2027.
Reagrupación Nacional, el ex Frente Nacional que fundara Jean Marie le Pen, se ha convertido en un partido “honorable”, que los obreros, los desheredados del establishment, los comunistas franceses se aprestan a votar. Su objetivo es llegar al palacio del Eliseo con Marine Le Pen.
La ola republicana no tendrá los efectos que tuvo en el 2002 en Francia para frenar a Le Pen llegar al poder y votar masivamente a Jacques Chirac. El país ha cambiado. Los franceses “no quieren ser rehenes de la trampa: yo o la extrema derecha” y se acercan a un “Flexit” europeo.
Estas son las conclusiones de Sami Nair, muy respetado académico francés, autor, politólogo, especialista en migraciones. Asesor del gobierno de Lionel Jospin de 1997 a 1999 y europarlamentario hasta 2004. Es catedrático en Ciencias Políticas y director del Centro Mediterráneo Andalusí de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
Así fue la conversación de Clarín con él en Paris.
-¿Por qué cree usted que el presidente Macron convocó a elecciones después de su derrota en las elecciones europeas, cuando no eran concomitantes?
-El presidente Macron ha tenido una muy mala elección en las últimas presidenciales. Ganó pero no con mayoría absoluta, solo relativa y dependía de aliados poco seguros. No podía poner en marcha su programa, una política que corresponda a lo que él quería verdaderamente hacer. Entonces, estaba más o menos enjaulado. Encarcelado en una situación difícil. Se veía claramente que no podía seguir así hasta 2027, el fin de su mandato, sabiendo que él no puede presentarse porque la Constitución impide volver a presentarse después de dos mandatos. Esa es la primera cosa.
-Segundo, la esencia del macronismo, por lo menos de lo que él representa, es una política, una estrategia que consistía en avanzar con una derecha y una izquierda débil y una extrema derecha que él ha incentivado, estos últimos años, desde que llegó en 2017. En el sentido de tener frente a él un bloque homogéneo, fuerte, de extrema derecha, era como una garantía para poder seguir gobernando o por lo menos estar en el poder.
«Ellos o yo»
-Podía decir a la opinión pública, a la ciudadanía: “O ellos o yo”. Elegir el caos -la extrema derecha- o el orden y la modernidad, que yo represento. Usted se debe acordar de que en las elecciones últimas él no hizo prácticamente campaña porque tenía enfrente a la extrema derecha de Le Pen. Las cosas ya no funcionan así. Los franceses han entendido la trampa de: “O yo o la extrema derecha”, y no quieren seguir siendo rehenes.
-¿Le Pen ha conseguido «desdiabolizar» su partido al punto que se volvió aceptable?
-¡Pero claro! Han activado desde la Reagrupación, han actuado desde la honorabilidad. Se han vuelto un partido honorable. Es decir que han puesto bajo la mesa todo su racismo, su xenofobia e incluso su dimensión ultra liberal. Porque son recontra liberales en el sentido de Trump, hablando de políticas sociales, etcétera. Han podido hacerlo porque el gobierno de Macron no era un gobierno que pudiera dar la cara. Era un gobierno muy débil.
-La primera ministra Bonne se quedó ahí dos años pero ha tenido que solucionar el tema de las jubilaciones. Hemos visto cómo se ha solucionados con tres, cuatro, cinco semanas de manifestaciones permanentes. Y ahora, con este nuevo joven primer ministro que no existe, que es como un secretario del presidente y nada más. Así que la crisis es muy profunda ¿Quién aprovechó la crisis? La Reagrupación Nacional.
-¿Cómo frenar a la Reagrupación Nacional, que aparece como inevitable, así como es la cohabitación con Jordan Bardella como primer ministro de Francia, después del 7 de julio?
-La estrategia de Macron es muy sencilla. Consiste en decir: “Yo no puedo seguir gobernando en esta situación, con la victoria de una extrema derecha que representa casi el 46, 47% de los votos”. No podía seguir gobernando así. No podía tener la posibilidad de avanzar con 6 o 7 leyes que adoptar en la Asamblea Nacional.Entonces la disolución de la Asamblea Nacional era inevitable.
-¿Cuál es el cálculo detrás de eso?
-Es sencillo, voy a disolver. Si gano las elecciones tendré legitimidad y podré avanzar con una nueva mayoría. Si no gano, lo que voy a hacer es una cohabitación en el sentido de Mitterrand y Chirac, que han tenido cohabitación. Voy a esperar un año, un año y medio y volveré a disolver porque va a ser la guerra entre nosotros.
-Tendremos una guerra permanente y en los dos casos puede ganar, en decir que con un gobierno de cohabitación con enfrentamientos permanentes tendrán la solución o dimitir como presidente de la República o volver a organizar otras elecciones. Conociendo a este señor, por supuesto que no va a dimitir. Pero va a organizar otras elecciones diciendo a los franceses una cosa muy sencilla: “Ustedes son testigos de que yo he hecho todo pero no puedo gobernar con esa gente. ¿Entonces si quieren que esa gente siga destruyendo el país, porque van a destruir una parte importante del sistema político francés, entonces si quieren aceptar eso, bueno, yo no lo puedo aceptar”. Es una estrategia maquiavélica de bajo nivel. El maquiavelismo de los pequeños.
Cohabitación en el poder
-¿En una cohabitación, quién está a cargo de la defensa nacional? Por ejemplo, ¿la ayuda francesa a Ucrania queda en manos de Macron o de Bardella?
-El presidente sigue teniendo el dominio de la política exterior, es decir que no podrán. Pero él no podrá hacer muchas cosas. Porque habrá una discusión para saber quién será el ministro de Defensa. Pero no podrá tomar decisiones importantes que necesitan un debate en la asamblea Nacional. El primer ministro puede decir: “¿Ha decidido mandar aviones y ejército? Yo planteo que no en la Asamblea Nacional”.
-Se da una posibilidad de ingobernabilidad, está claro. Pero la discusión en términos formales dan al presidente de la República “le domaine réservée”. Los dominios reservados del presidente de la República. Sobre este tema seguro lo que van a plantear es el tema de la inmigración. Porque su problema en Francia y en toda Europa es que van a tomar medidas espectaculares, pequeñas pero muy mediáticas en este tema.
-Van a restringir los derechos sociales de los extranjeros. Probablemente van a cambiar el derecho de la nacionalidad. La posibilidad de adquirir la nacionalidad francesa en el exterior del país lo van a quitar porque lo han dicho. La gran mayoría está harta de la migración, sobre todo de las nuevas migraciones que vienen del África subsahariana. La sociedad francesa está cambiando de tejido étnico y basta con pasear en las grandes ciudades, en París, para ver que hay algo absolutamente nuevo. Tanto como en Berlín, Roma, Gran Bretaña. Es una reacción europea.
-El otro tema sobre el que creo que van a hacer algo porque sus electores lo esperan es sobre Europa. Sobre Europa van a poner un grano de arena para impedir que avance. Van a decir que no aceptan la integración de Ucrania en la Unión Europea y tendrán el apoyo de otros países sobre este tema porque en Francia también es una medida que no es popular. Yo he tenido una reunión esta semana con varios diputados. Me dicen que la gente no quiere saber absolutamente nada, no quieren entender hablar de Ucrania, de la inmigración. Están hartos, no quieren eso. Hay otro elemento que es muy importante, que es difícil de medir y es que Macron decepcionó muchísimo. Hay un rechazo muy fuerte a su personalidad. No sé si te recuerdas las elecciones de Sarkozy… Es similar.
-La gente está harta del egocentrismo de Macron, ¿no?
-No era presidente sino un payaso, en un país con una concepción casi monárquica en su concepción de la república. Es el presidente que está únicamente buscando medios de comunicación. No le gusta mucho a la gente.
-¿Cree que va a haber un voto republicano, como en 2002, para frenar a la Reagrupación Nacional o el partido de Marine Le Pen pasa esta vez sin marchas republicanas, sin voto republicano, sin ola republicana?
-La gran diferencia con el pasado es que ahora la gente no teme la llegada de la Reagrupación Nacional y a Marine Le Pen en el poder. La gente dice: «Hemos probado absolutamente todo y todos nos han decepcionado. A ellos no los hemos probado y tienen un discurso muy coherente. Un discurso de orden. Vamos a ver si con ella las cosas pueden cambiar”. Porque hay un deseo muy profundo de cambio en la sociedad, que se podría definir de la siguiente manera: respeto a Europa, estamos en una situación de «flexit” potencial (en relación al Brexit británico). Es decir la gente está harta de que no pueden hacer nada. Incluso los políticos dicen que hay que cambiar los servicios públicos, privatizaciones. La gente a eso lo rechaza, no digo que hay un flexit. Pero potencialmente estamos en salida de la adhesión a la Unión Europea.
-¿Quién vota a Reagrupación Nacional? ¿Los ricos, los ex comunistas y los obreros?
-Los muy ricos no. La votan los obreros, la mayoría popular. Todos los antiguos bastiones del partido comunista han pasado a la derecha de Reagrupación Nacional. Es un partido de rechazo del “establishment”, de protesta. Y es un partido de aquellos que se ven como rechazados por este establishment. La gente que dice: «Yo, como obrero, no puedo conseguir derechos sociales porque ahora se los dan a los inmigrantes”. Es decir que es una situación muy difícil. El Partido Socialista, el comunista han desaparecido.
Un frente anti Le Pen
-El Frente Popular de Izquierda, que se ha formado este viernes, ¿le puede hacer frente a la Reagrupación Nacional o no? El ex presidente François Hollande habló de la unidad indispensable.
-Primero, se trata de un acuerdo, de cartelización de partidos, que se han puesto de acuerdo para no hablar de sus divergencias. Presentarse juntos para evitar la catástrofe del fracaso. Entonces, vamos a decir que no hay nada entre nosotros. Nos presentamos juntos, no vamos a discutir y nos apoyamos mutuamente. Lo que significa que el último día de las elecciones, el 5 de julio por la noche, las contradicciones entre ellos van a volver sobre la mesa. Sólo es un acuerdo coyuntural. Es un acuerdo de circunstancia, no es un acuerdo de fondo.
-¿Puede generar entusiasmo o no?
-Otro aspecto que es efectivamente importante es que puede suscitar un entusiasmo porque hay una demanda popular muy importante. Todo el pueblo no ha pasado enteramente del lado de la extrema derecha. Hay mucha gente que no acepta eso y puede suscitar, en estas dos o tres próximas semanas, una dinámica electoral. Un entusiasmo que puede generar, si no una victoria, por lo menos limitar la victoria que el Frente de la Reagrupación Nacional y la derecha puedan tener. El otro elemento, que es también un elemento de esperanza. Es que la derecha de Los Republicanos (LR) se ha dividido. Por un lado, el secretario general Ciotti, que desde siempre era un submarino de la Reagrupación Nacional dentro del partido, todo el mundo lo sabía. Ellos, con los 50 o 60 diputados, porque no tiene muchos, pero gente que quiere presentarse en las circunscripciones, han elegido la alianza con la Reagrupación Nacional y van en esa dirección. Probablemente tendrán la posibilidad de conseguir la elección.
-Pero buena parte del partido Republicano está contra Ciotti.
-La inmensa mayoría de Los Republicanos y los líderes de los Republicanos, han estado en contra. Y probablemente, en la segunda vuelta, van a llamar a apoyar al candidato de izquierda. Del mismo modo que los candidatos de izquierda del Frente Popular van a apoyar a estos Republicanos anti Reagrupación Nacional. Ese es un elemento más difícil de gestionar para Macron. Habrá que ver la noche de la primera vuelta cuál es el dispositivo. Pero uno tiene que entender una cosa muy importante. En Francia, cuando los partidos de extrema derecha consiguen el 44% de las votaciones europeas, hay una dinámica y esa dinámica juega en favor de estos partidos.
Abstenciones
-Hay un 50% de franceses que se abstuvieron, que no fueron a votar. ¿Cuál va a ser el escenario? ¿Esta gente va a ir a votar?
-Sí, yo creo que va a haber un aumento del voto. Lo que escuchamos hoy todos los días es el peligro. El peligro, el peligro del fascismo. Eso va a agudizar a la gente, eso seguro. Pero no va a impedir la victoria.
-¿Usted cree que inevitablemente gana Reagrupación Nacional?
-En política no se puede decir inevitablemente, porque todo depende de la manera en que se va a desarrollar esa campaña. No podemos saber. Pero creo que hay una dinámica y que la dinámica está a favor de la extrema derecha. Eso está claro.
-¿Y cómo va a ser Francia después del 7 de julio? ¿Cree que RN puede manejar la economía con la actual deuda francesa? ¿Cómo va a ser el vínculo de Reagrupación Nacional con Rusia, por ejemplo?
-Los partidos de extrema derecha no van a trastornar la situación actual en términos de política internacional. Porque, para ellos, ¿el problema cuál es? No es la victoria en la Asamblea Nacional. El problema para ellos es la victoria en las presidenciales de 2027 y llegar a provocar elecciones presidenciales anticipadas si es necesario, para permitir a Marine Le Pen que llegue al Eliseo. Una vez que tengan el poder, tanto en la Asamblea Nacional como en el Eliseo, podrán poner en marcha su programa. Pero estoy absolutamente seguro de que, llegando en la Asamblea Nacional con una mayoría, no van a hacer absolutamente nada para trastornar la situación. Van a esperar. Su objetivo son las presidenciales.
-¿Le pueden pedir la renuncia como presidente a Macron?
-Macron tendrá que plantearse esta cuestión pero ellos no pueden pedir legalmente la renuncia. Legalmente, lo que puede pasar es que si la situación fuera ingobernable, obligarán al presidente a disolver una segunda vez. El presidente no tiene derecho a disolver más de dos veces, según los términos de la Constitución. Él lo que va a hacer es disolver una segunda vez. Decir: «No puedo gobernar a esta gente. Ahora es la última. Si no me dan una mayoría, tendré que irme y tendrán a Marine Le Pen como presidenta”.
-¿Quién va a ser el líder de la oposición? ¿Va a ser Mélenchon, va a ser Hollande?
-Hollande no existe porque es un muerto que vuelve caminando. Es un muerto sin cabeza, pero sigue caminando. La verdad es que la gente prefiere votar a Marine Le Pen que a Hollande. Está claro. No existe políticamente Hollande. Es como Sarkozy, está terminado. Habrá una batalla que se va a desatar en la izquierda, entre Mélenchon y probablemente un candidato aceptable para Francia Insumisa, pero será otro, si se ponen de acuerdo. Pero no se sabe. Y de la derecha tienen varios candidatos, tienen muchos. Alguien como Xavier Bertrand o el premier Édouard Philippe pueden volverse “el candidato de la derecha”. Tienen a Wauquiez, pero es demasiado próximo. Se ha acercado estos últimos años a la extrema derecha. Lo tendrá muy difícil. Pero alguien como Xavier Bertrand o Édouard Philippe, por ejemplo, puede salir, puede presentarse como candidato de síntesis. Es decir, que puede generar para él el voto de la izquierda, que no podría votar a Wauquiez. Es demasiado de derecha.