La represalia con unos 200 misiles de Irán sobre Israel sacudió a una población acostumbrada a las alarmas y a refugiarse en escondites. Argentinos que viven en distintos puntos del país coinciden en que fue uno de los ataques más largos. «Nunca vi lo que vi hoy, el cielo abierto, los misiles y la cúpula de hierro sin cesar«, aseguró uno de los testigos que habló con Clarín.
Viviana Ukrainsky (60) trabaja en una ONG y hace tres años decidió mudarse con sus hijas a una ciudad a unos 10 kilómetros de la capital Tel Aviv. Por cuestiones laborales estaba de visita en una base militar en el centro del país cuando, entrada la tarde, la sorprendió el aviso de un ataque de Irán.
«Se vivió con temor pese a que estábamos alertados. Fue mucho peor de lo que imaginamos. Estábamos bastante cuidados porque estábamos rodeados de militares. Inmediatamente nos refugiamos en los búnkers. Fue una de las veces que más tiempo tuve que estar en un búnker, porque los misiles no cesaban. De repente es como que aflojaban y volvía al ataque», le cuenta Viviana a este diario.
Desde temprano había zozobra en Israel por el aviso de que podría haber una respuesta iraní al asesinato de los líderes de Hezbollah y de Hamas en las últimas semanas y la incursión del ejército en el sur del Líbano. «Hoy tuvimos una alarma a las 8 de la mañana pero después llegó esto a las 18.30 más o menos. Ver el cielo abierto, los misiles y la Cúpula de Hierro sin cesar dio miedo», agrega Viviana.
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Lo informó el ejército israelí. Activan las sirenas de alarma antiaérea en todo el país.
El ataque no solo se vivió con temor en Tel Aviv y los alrededores. Carlos Faerman (70), es rosarino y trabaja como guía turístico. Vive en Israel desde 1976, cuenta la experiencia de las explosiones desde un kibutz muy pequeño a 11 kilómetros de la frontera con Gaza y 20 kilómetros del límite con Egipto, muy cerca del donde fueron los atentados de Hamas del año pasado que revivieron el conflicto en Oriente Medio.
Hace casi un año, el 7 de octubre del año pasado, unos 3.500 terroristas cruzaron el límite que divide la Franja de Gaza de Israel y perpetraron el peor ataque al pueblo judío desde el Holocausto. Asesinaron, violaron a miles de israelíes y secuestraron a unos 250 centenar de civiles. Esta vez, Carlos se salvó por metros.
«Vivimos cerca de Gaza, pero no pegados a la frontera. Por eso el 7 de octubre no consiguieron llegar a nosotros. Los pararon a un par de kilómetros de donde vivimos. Aquí alrededor fue una masacre: asesinatos masivos a sangre fría sin discriminación de bebés, abuelos, quemaron gente viva, fue algo horroroso», relata Carlos.
También él, como Viviana en el centro del país, fue alertado mediante una aplicación para ir a los refugios.
«Acá hay un sistema de defensa activo muy variado, complejo, y en un momento determinado en la aplicación del servicio de seguridad interno de la población civil sonó la alarma con la indicación de que vayamos al refugio más cercano», recuerda Carlos.
«Salí de mi casa con Cecilia, fuimos corriendo rápido a un refugio que está acá a pocos metros y estuvimos ahí con otra gente, con la televisión prendida, entreteniendo a los chicos. Fue más o menos una hora mientras recibíamos constantemente información acerca de lo que pasaba en todo el país», repasa.
Según les informaron, cayeron 181 misiles que no dejaron víctimas fatales en el pueblo israelí.
Pese al temor, en Israel también respiran esperanza. «Estoy hace tres años, vine a vivir con mis hijas y aquí estamos, aprendiendo de este pueblo resiliente. Lamentando las víctimas civiles que nada tienen que ver con toda esta guerra de locura y seguimos por acá. Tengo fe de que vamos a salir adelante», se ilusiona Viviana.