A Antônio Vinicius Lopes Gritzbach (38) el Primeiro Comando da Capital (PCC), la banda criminal más grande de América Latina, se la tenía jurada desde hace tiempo. No era para menos. Le habían confiado 100 millones de reales para que los blanquee a través de un negocio con criptomonedas y la plata desapareció. Peor aún: se dio vuelta y declaró como arrepentido ante la policía, en un testimonio que ayudó a conocer cómo funcionaba la organización mafiosa por dentro.
Este viernes, cuando entraba al aeropuerto de San Pablo, un grupo sicario a bordo de un auto lo fusiló de 27 tiros a la vista de todos.
El asesinato del criptoempresario paulista causó una fuerte conmoción en Brasil por lo brutal de las imágenes. Gritzbatch había sido testigo arrepentido de la policía y colaboraba con la fiscalía brindando pruebas y datos para desarticular al PCC.
Vivía en un departamento valuado en unos 12 millones de reales (2 millones de USD) que tenía vigilancia privada las 24 horas. Contaba con cuatro custodios y, aún así, hombres armados con fusiles bajaron de un Volkswagen Gol y abrieron fuego en pleno ingreso a la terminal aeroportuaria.
Gritzbatch tenía varias empresas de bienes raíces, la más grande SP Investimentos e Empreendimentos, con un capital registrado de $ 4 millones de reales. También tenía inversiones en criptomonedas y negocios en el sector de los combustibles. Era propietario de al menos catorce inmuebles en Brasil, un barco y un avión valuado en 2,5 millones de reales.
Según consigna el portal O Globo, Vinicius Gritzbach ganó dinero con inversiones en criptomonedas, pero construyó su riqueza en bienes raíces. En declaraciones a la policía en 2022, el empresario informó que comenzó a trabajar a los 15 años, se licenció en Administración e Ingeniería Civil y entró en el mercado de compra y venta de propiedades como corredor.
El salto profesional, según él, se produjo en Porte Engenharia, una constructora conocida en San Pablo por ser responsable de Platina 220, el edificio más alto de la ciudad: tiene 46 pisos y 172 metros de altura. Al igual que la sede de la empresa, el edificio está ubicado en el barrio de Tatuapé, un lugar donde la Policía Civil realizó decenas de operativos contra miembros del PCC en los últimos años.
En apenas seis años en Porte, Gritzbach pasó de corredor a gerente y alcanzó al menos el puesto de director comercial. Pero, luego de su paso por dicha empresa, abrió al menos tres firmas propias, la mayoría en el rubro inmobiliario. También se diversificó en el área de las estaciones de servicio.
100 millones perdidos, torturas y un plan para matarlo
Según la reconstrucción que hizo O Globo sobre el caso, el PCC acusaba a Gritzbach de haber desaparecido unos 100 millones de reales que le habían dado para que los blanquee a través de criptoactivos, un negocio en el que había entrado tiempo atrás.
La plata le llegó por parte de Anselmo Becheli Santa Fausta, un líder mafioso conocido como Cara Preta, y de su chofer, Antônio Corona Neto, conocido como Sem Sangue. Las cantidades habrían sido entregadas por el delincuente a Gritzbach para que las invirtiera.
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Se conoció otro video del brutal asesinato de un testigo arrepentido de la mafia en el aeropuerto de San Pablo
En 2021, Cara Preta fue asesinado. El PCC acusó a Gritzbach de haber encargado ese crimen. Por ese motivo lo secuestraron y lo pusieron frente a un «tribunal penal» del Comando. Allí lo mantuvieron en cautiverio e incluso lo torturaron durante unas nueve horas. Según contaría a la policía más tarde, uno de los responsables fue Danilo Lima de Oliveira, alias Tripa, de Lion Soccer Sports.
Según Gritzbach, el representante de futbolistas era el más violento de los secuestradores. Tripa supuestamente le dijo al corredor que llamara a sus familiares para despedirse y amenazó con desmembrar a la víctima. La empresa de la que Tripa es socio gestiona jugadores de la Serie A del Campeonato Brasileño. Entre ellos, aparecen Emerson Royal (lateral del Milan), Gleison Bremer (defensor de Juventus), y hasta Eder Militao, defensor del Real Madrid. El empresario luego negaría las acusaciones mediante un comunicado.
A Gritzbach lo liberaron finalmente tras prometer que recuperaría los 100 millones perdidos. Cuando la policía lo detuvo tiempo después, la defensa del hombre ofreció un acuerdo de culpabilidad al Ministerio Público de São Paulo, aprobado por el Tribunal en abril de este año. En el mismo decidió contar todo lo que sabía, incluyendo admitir la responsabilidad por haber lavado dinero para el PCC.
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Brutal asesinato de un empresario que había denunciado a una mafia: lo acribillaron en el ingreso al aeropuerto de San Pablo
Gritzbach se comprometió a ayudar a los investigadores a identificar y localizar a miembros de la organización criminal, y también a “presentar información sobre la práctica de actos de corrupción que involucran a jefes y agentes de policía”.
También propuso revelar las bases de datos y los documentos del grupo, señalar «banderas rojas» y ayudar en la recuperación del «producto o beneficio total o parcial de los delitos cometidos por la asociación criminal». El empresario también tendría que pagar una multa de 15 millones de reales.
Gritzbach incluso presentó copias de conversaciones, pruebas de transferencias bancarias y contratos entre sus empresas y otras sospechosas de estar implicadas en el plan. A cambio, la justicia ofreció reducir la pena por lavado de dinero hasta en un tercio y la imposición de el régimen abierto inicial en caso de condena.
Esta movida fue vista como una traición por parte del grupo, que lo puso en la mira. Hace seis meses, el arrepentido había contado en una entrevista que tenía conocimiento de los planes del PCC para matarlo. Se la tenían jurada y finalmente cumplieron.