Se esperaban este miércoles a la noche 100 protestas de la ultraderecha en 41 de las 43 áreas de las fuerzas policiales británicas. Iban a llegar a los centros donde viven los aspirantes al asilo político, a los estudios de los abogados que los defienden, a los hoteles donde viven, en un escenario que la policía había descripto como inquietante. Un capitulo más de la diabolización de los refugiados, de los extranjeros, en un reino divido y en crisis después del Brexit.
Inesperadamente no aparecieron los fascistas sino que surgieron centenares de contramarchas antirracismo en todo el país el miércoles por la noche, con carteles de “Bienvenidos los refugiados”, “Fuera el odio”, en el mismo escenario donde habían proyectado llegar los anti refugiados.
Desde Londres a Birmingham, en Liverpool, en Bristol, en Sanderland, miles de manifestantes marcharon, en una cadena humana, contra la xenofobia en el reino, que opacó a la ultraderecha. La policía al frente para evitar unos disturbios que no llegaron.
A lo largo del país centenares de personas se unieron espontáneamente para frenar las manifestaciones organizadas por la Liga de Defensa británica y los fascistas, que planeaban avanzar contra los que defienden a los migrantes y a su derecho al asilo. Había abuelos, jubilados, nietos, amas de casa, profesionales, estudiantes, profesores, albañiles.
Ninguno quería que un atroz asesinato, como el que un chico británico cometió en un colegio de verano en Portsmout y mató a tres chiquitas a puñaladas, fuera manipulado.
Lo identificaron erróneamente como un asilado musulmán cuando era británico, nacido en Cardiff, de origen ruandés, ex actor de la BBC y de una familia muy querida en su barrio o y bien integrada, que había llegado al reino huyendo del genocidio en Ruanda. Está detenido y será juzgado, aunque es menor de edad.
Ganó el antirracismo
Todo comenzó en Bristol. Donde el fin de semana hubo fuertes enfrentamientos entre los militantes de ultraderecha, la policía y los contramanifestantes pro asilados. Los pro asilados marcharon este miércoles con carteles de Amor y Unidad, Destrocemos al fascismo, Refugiados bienvenidos.
En Liverpool, donde el fin de semana quemaron una biblioteca comunitaria, hubo desde entonces miles de libras esterlinas de donaciones para reconstruirla. El miércoles por la noche, centenares de personas formaron un escudo humano para defender una iglesia de Liverpool, donde funciona una oficina de asesoramiento para los refugiados.
Era la Gran Bretaña compasiva frente a “los matones racistas”, como los designó el gobierno, que ya comenzaron a ser juzgados y condenados, uno tras otro, por los tribunales británicos. Habrá leyes especiales anti terroristas para que las penas sean más largas. Sus caras aparecieron en la televisión: eran todos blancos y algunos, menores. En Birmingham, una ciudad industrial con miles de migrantes indios, paquistaníes y de Bangladesh, al menos 200 manifestantes, con papeles escritos en cartón, cantaban :”Fascistas, fuera de Birmingham”.Había un espíritu de carnaval, con una banda que tocaba samba. Se leían carteles de “Refugiados bienvenidos y queridos”.
Una contra protesta antifascista comenzó a crecer en Walthamstow, en el sur del reino. «Destrocen al racismo y al fascismo”. “Farage y La Liga de defensa británica (EDL) no son bienvenidos aquí”, se leía.
En una de esas calles estaba Kirstine Pommert, una alemana que vive en Gran Bretaña desde 1992. “Somos una sola raza”, decía su cartel.
“Yo vengo de un país que no se plantó frente al fascismo cuando era necesario y siento que es la razón por la que estoy aquí. Lo que ha estado pasando en Gran Bretaña hace unos días es lo que yo reconozco y puedo ver como los ecos del pasado en Alemania, en los 30 ,o cuando atacaban a la gente en Rostock en el este de Alemania en 1990”, dijo.
Los que marchaban en estas manifestaciones anti racistas creen que es necesaria una “gran conversación” en Gran Bretaña, para que cada miembro de la sociedad se siente seguro, integrado y no ser intimidado por estos matones que producen miedo.
Dos bandos enfrentados
En Aldershot, donde se encuentra la base militar británica, los pro y anti refugiados se encontraron cara a cara en la noche del miércoles. Pacíficamente se cantan unos contra otros en estas horas.
En Brighton, la policía debió proteger a la protesta de la ultraderecha ante la multitud de contras y pro refugiados en el viejo mercado.
Nuevas imágenes de un reino que quiere reconciliarse. En Accrington, la gente salió del pub para abrazar a los musulmanes de su comunidad al atardecer. Querían demostrar que los matones racistas son solo una minoría en Gran Bretaña. Lo muestran en las redes sociales. Otros van a las puertas de sus casas, se presentan, les ofrecen té, cakes.
En otras ciudades como Hull, los negocios se prepararon para una noche de violencia, con las vidrieras cubiertas de madera y bajas. Hasta ahora la paz le ganó a la violencia en Gran Bretaña.