“El 20 de diciembre de 2015 me convertí en madre y enloquecí. Cerca de la medianoche, en una sala blanca del hospital barcelonés de Vall d’Hebron, una cabeza asomaba fuera de mi cuerpo como un fuego en medio de una zarza (…) Mientras la euforia del nacimiento se desataba entre el padre, familiares y amigos, otra euforia invadía el país. Ese mismo día, España votaba en las primeras elecciones en las que participaba un nuevo partido, uno que quería representar a la gente común, y la esperanza del cambio planeaba sobre la jornada”, se lee en La historia de los vertebrados (Random House) de la catalana Mar García Puig y la cita concentra un universo literario así como pasiones y pulsiones de esta escritora que ahora visita la ciudad de Buenos Aires para participar del 16º Festival Internacional de Literatura Filba 2024.
García Puig es licenciada en filología inglesa, cuenta con un máster en Lingüística y es editora de profesión. Este viernes habló con Clarín Cultura sobre la maternidad, la salud mental, las políticas públicas, los cuidados y su rol como diputada de En Comú Podem (alineados con Podemos) en Barcelona.
–En diciembre de 2015, como contás en el libro, te convertiste en madre y en diputada, ¿cómo fue ese momento en el que confluyeron las dos cosas más importantes de tu vida?
–Ni siquiera tenía que dar a luz ese día, pero me permitió ver las implicaciones en la política que tiene la maternidad y que tiene la política en la maternidad. De repente, lo que se considera más privado, más doméstico que es la maternidad y lo más público, que es que ejerzas un cargo público, me explotaron en la cara. Las políticas públicas en general tienen que ver con controlar, aumentar la natalidad, por ejemplo, nunca es para acompañar o para dar libertad de decisión. Por eso, desde una perspectiva feminista la idea era trabajar en esas cuestiones, de acompañar. Tuvimos la iniciativa de legislar para cuando una mujer había tenido un aborto espontáneo, pudiera tener más días para pasar por el duelo y lo logramos por consenso, con todas las fuerzas políticas, con un grupo de mujeres de la Comisión de Igualdad. Pensamos, tengamos la ideología que tengamos, nos afecta a todas. Creo que la maternidad puede ser algo en común y desde esa perspectiva feminista, podemos convertirla en algo político y en algo público.
–¿Y en ese sentido es que se te ocurrió hacer una historia de maternidad y salud mental?
–Todo partía de una experiencia propia, no fue algo premeditado: a partir de esa crisis de ansiedad que tuve, me puse a investigar y empecé a encontrar información que me parecía muy relevante y de la que no era del todo consciente: la trascendencia que tenía la maternidad en la salud mental, las consecuencias sociales y personales para muchas mujeres, algo invisibilizado. Me encontré también con historias muy bellas de mujeres también escritoras, poetas, de la mitología griega, de la religión cristiana y pensé cómo todo eso también vertebra. El sufrimiento de las madres, el dolor, el miedo materno, la soledad y el silencio, que justamente es el tema de esta Filba. Fue un proceso casi natural de esta investigación, de la necesidad de darle continuidad a esa investigación en forma de libro.
–¿Cómo está siendo recibido el libro?
–Pues yo estoy bastante sorprendida y agradecida porque la recepción ha sido muy buena y sobre todo, muy abierta y generosa. Tenía miedo que se encasillara como el libro de una política, de una diputada, pero se terminó tomando como literatura, que puede llegar más allá de las afiliaciones políticas y eso te reconcilia con el poder de la literatura también para abrir estos temas y para poner más sobre la mesa lo que muchas personas han pasado con la maternidad. Incluso no tienes por qué ser madre para sentir estos temas, ese miedo a perder algo que quieres mucho, esa conciencia de la fragilidad de los cuerpos, de la importancia de cuidar y de cuidarnos. Y ahí he encontrado una comunidad de lectoras con las que he podido dialogar, que me han contado lo que han sentido leyendo el libro y también me he encontrado con escritoras de una comunidad literaria: creo que han recibido el libro con mucha generosidad.
–Los cuidados se han puesto en la agenda de las políticas públicas de los Estados, ¿no es cierto?
–Sí, la importancia de los cuidados, de corresponsabilizar; lo que pasa es que tiene mucha volatilidad también. O sea, se ha puesto igual que la salud mental, de la que ahora se habla, se le está perdiendo un poco el miedo, no así el estigma, pero el riesgo siempre es que se queden en un discurso vacío, que no llegue después a las personas que tienen que cuidar o que sufren algún tema de salud mental, que se quede en una retórica vacía. Yo creo que en ese sentido, la literatura también puede aportar mucho para visibilizar estas situaciones.
–¿Creés que el ritmo de la sociedad actual, la hiperconectividad, el uso de las redes sociales, tienen que ver con la salud mental?
–Puede ser que sí, claramente tiene que tener alguna consecuencia, pero también es verdad que las redes nos han permitido encontrarnos, estar en contacto con gente a la que le pasan cosas parecidas. También creo que vivimos en unos ritmos que no son naturales y que alteran nuestra forma de dormir y de vivir. Cada vez, hay más gente que sufre de problemas de salud mental y este ritmo enloquecido nos necesita muy productivos. Da la sensación de que vivimos al borde del colapso constante.
–La OMS considera que las próximas pandemias serán la depresión y la ansiedad.
–En España, se está hablando mucho de la salud mental pero parece que todo se soluciona poniendo psiquiatras y psicólogos, con una pastilla o unas horas de psicoterapia que, no lo niego, son importantísimas. Hablando con psicólogos, me dicen bueno, es que nosotros no podemos con todo tampoco, o sea la psicoterapia no puede solucionar el que tú duermas 5 horas, que tengas unos ritmos endiablados, que nunca sea suficiente. Entonces, a veces, parece que a la salud mental la queremos meter en el cajón de la sanidad, solo como algo sanitario, cuando en realidad tiene una dimensión muchísimo más amplia.
–Como planteas en el libro, ¿la salida es colectiva?
–Las grandes ciudades europeas nos están expulsando. Yo no sé aquí cuál es la situación, pero las políticas de vivienda en España son expulsivas. Yo vivo en el barrio donde crecí y quedamos en ese barrio muy pocos y los otros han tenido que irse con lo que entonces se pierden las redes. Tenemos que trabajar en la concepción del barrio como un espacio de encuentro. Allí las librerías se han convertido en un espacio de encuentro, sobre todo después de la pandemia.
–¿Qué expectativas tenías para la Filba?
–Vine con más ganas de escuchar que de hablar. Me interesa muchísimo la literatura argentina y ya me he hecho todo mi recorrido por librerías, que voy a continuar. La ciudad además es bellísima. He leído y me han gustado mucho Mariana Enríquez, Paula Vázquez, María Negroni, Gabriela Cabezón Cámara.
–¿Cuáles son en este momento las principales demandas del feminismo en España y en Europa?
–El tema de las violencias es central, el caso de la violación a lo largo de una década sobre Gisele Pelicot en Francia, es tremendo. La derecha está creciendo tanto en Europa que hay como una negación de esta violencia, por eso no podemos bajar la guardia porque a pesar de los avances conseguidos a nivel legislativo, algunas prácticas siguen siendo violentas. Otro de los temas es el de los cuidados y Latinoamérica es una referencia en ese sentido. Por otro lado, los derechos sexuales y reproductivos siguen estando ahí porque el aborto está legislado y existe el derecho al aborto en la teoría pero en la práctica sigue habiendo problemáticas en relación al acceso. Además estamos trabajando la unidad del feminismo, unirnos a pesar de nuestras diferencias en determinados temas, ante la derecha que sigue negando la violencia contra las mujeres sistemáticamente.
Mar García Puig básico
- Nació en Barcelona, en 1977. Es licenciada en Filología Inglesa y tiene un máster en Lingüística.
- Editora de profesión, ha publicado artículos en medios como La Vanguardia, El Periódico, El Diario, Público o CTXT.
- Ha colaborado en los libros LGTBI (Sembra Llibres, 2020), Neorrancios. Sobre los peligros de la nostalgia (Península, 2022) y Más que visibles (Egales, 2022).
- Desde 2015 es diputada en el Congreso de los Diputados, donde ejerce como portavoz en la Comisión de Cultura. Vive entre Madrid y Barcelona. La historia de los vertebrados es su primer libro.
La historia de los vertebrados, de Mar García Puig (Random House)
Mar García Puig en el Filba
Panel. Silenciadas, con Marina Mariasch, Yuliana Ortiz Ruano e Ivana Romero, el sábado a las 17:30 en la Biblioteca del Malba. Las entradas se entregan a partir de las 15 en la sede.