
Subordinación, ataduras y disciplina son algunas de las características del BDSM, un conjunto de prácticas sexuales cuyas siglas significan Bondage, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo.
El 24 de julio se eligió como la jornada para celebrar el «Día del BDSM«, ya que es un guiño simbólico al término “24/7” que, en este contexto, representa una relación de dominación/sumisión continua (24 horas, 7 días a la semana).
Con el consenso como regla fundamental, el placer aquí tiene otros métodos y, sobre todo, menos prejuicios. Las esposas y los látigos, en tanto, son otros de los aliados.
La psicóloga y sexóloga Patricia Safadi (en Instagram, @licpatriciasafadi) detalló qué incluyen cada una de estas prácticas eróticas donde “los límites se dejan muy claros desde un principio”.
En ese sentido, destacó que bondage se refiere a “generar sensaciones nuevas y experiencias sensoriales distintas, dejando en una posición de vulnerabilidad a la pareja al limitarle un sentido o impedirle el movimiento con ataduras u objetos como por ejemplo las esposas”. En este punto, afirmó, “hay que mencionar la técnica del Shibari: un arte japonés de atadura erótica a través de fibras naturales”.
“El Shibari es una práctica muy sensual por la conexión que se genera entre el que ata y el que es atado. Desde esos dos lugares se abren nuevas percepciones de cuidado y de entrega al otro, respectivamente, potenciando la presencia absoluta de ambos”, expuso Safadi.
La dominación y sumisión, en tanto, “se basa en la asimetría de poder”. Mientras que uno controla y ordena, el otro obedece y se somete. Esto se da a través de juegos de roles, disfraces y consignas.
Con el sadismo y el masoquismo el disfrute y la excitación “se obtienen al generar o sentir displacer o algún tipo de dolor”, señaló la especialista. En este marco, las prácticas pueden pasar por varios matices, desde las más leves a las más extremas.
¿Hay lugar para tríos sexuales en el BDSM? Safadi subrayó que “teniendo en cuenta que con estas prácticas se puede generar gran tensión sin incluir la genitalidad, la opción de incluir a un tercero es una elección posible en parejas que quieren sumar en variedad y sorpresa”.
Según la sexóloga, “éste es justamente uno de los grandes aportes de estas propuestas que rompen con la fórmula rígida del encuentro basado en la fórmula ‘erección-penetración-orgasmo‘. El placer pasa por jugar a generar otro tipo de sensaciones, usando otros elementos y dinámicas diferentes a la tradicional sexualidad falocentrista”.
El BDSM invita a sumar juguetes sexuales y accesorios que, al ganar popularidad, están disponibles en cualquier sex shop. Si bien las esposas y los látigos encabezan el catálogo, las opciones son muchas.
Existen kits especiales para estas prácticas que constan de esposas, tobilleras, látigo, mordaza, pezoneras con cascabel, antifaz, soga para Shibari y collar de paseo.
Sin embargo, la oferta es amplia e incluye también collares inmovilizadores, amarres de cama que sujetan manos y tobillos, arneses, máscaras, guantes “pata de perro” para el pet play, dispositivos de castidad, lencería erótica especial y más.

